martes, 8 de abril de 2014

Liliput/Kleenex

En oposición a los prejuicios que han convertido a Suiza en un territorio neutral en materia de rock, la aparición de todas las grabaciones que realizó entre 1979 y 1983 el conjunto femenino Kleenex, luego rebautizado por motivos legales como LiLiPUT, no sólo muestra que en esa nación ha existido gente que con instrumentos convencionales supo ser temeraria, rabiosa e ingenua, sino que es necesario añadir un nuevo capítulo a la inacabable enciclopedia de uno de los momentos más exaltados de la historia: el post-punk. 

Los 46 temas, distribuidos en el álbum doble LiLiPUT (Kill Rock Stars, 2001) son otros tantos exámenes en miniatura de la realidad social, manifiestos para niñas que prefieren degollar sus muñecas antes que jugar con ellas, delirantes himnos a favor de la autonomía y del placer, polcas naïves que serían la envidia de Jonathan Richman, loas a los fonemas que todo y nada dicen, y reduccionistas retratos acerca del aislamiento, la camaradería, del resentimiento y de las borracheras; todo trazado con una urgencia y preceptos estéticos únicos. En pocas palabras, resultará difícil haber escuchado antes algo semejante a Kleenex/ LiLiPUT. Su sonido es puro y jubiloso, inteligente pero no pretencioso; causa la misma sensación que los dibujos prehistóricos descubiertos en cavernas: asombran porque su singular concepción los convirtió en arte y en testimonio de la vida cotidiana.





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